Un aperitivo fresco, diferente e interesante, muy apetecible en días de calor, aunque podéis prepararlo cualquier día del año.
Cogéis los quesos, los cortáis a rodajas y los colocáis en una bandejita.
Para hacer el aliño, ponéis en un bol pequeño o salserita, dos cucharaditas de mermelada -yo usé la de fresa, pero podéis utilizar otra cualquiera que os guste-, aceite de oliva y vinagre balsámico y un poquito de pimienta, removéis (o emulsionáis, como dirían los grandes chefs), y lo vertéis por encima del queso, luego espolvoreáis un poco de alguna hierba aromática y listo para gozar de un momento de relax.
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